Mientras Maquiavelo pasaba las tardes releyendo a Tito Livio, una familia de raíces españolas daba pasos profundos en busca del poder en el vaticano. Los Borgia jugaron las cartas indicadas y se hicieron con el título de papa: la familia entera vio la ventana abierta para desplegar su ambición y asegurar su poder. El oficio sacro nunca conoció un momento más deshonroso. Maquiavelo fue un testigo privilegiado de este período, un pensador en cuya obra encontramos al escenario político mostrando cada una de sus crudezas.
Crédito de la imagen: Santi di Tito