Cuando se piensa en los momentos más altos de la literatura del siglo XX , la obra de Thomas Mann ocupa un lugar fundamental.
Dueño de una mirada capaz de revelar los aspectos más íntimos de la condición humana, Mann desarrolló un estilo que buscaba una armonía entre la sucesión de los acontecimientos y la persuasión de los símbolos.
En “La montaña mágica” el lector se encuentra en una suerte de universo en miniatura, donde los delicados pasos de la enfermedad comienzan a mostrar un escenario donde desfilan las grandes ideas de la literatura y la filosofía: el tiempo, el amor, las posibilidades del conocimiento humano y la relación entre nuestra intimidad y el destino.